martes, 13 de marzo de 2012

LA (AUSENTE) EDUCACIÓN

Como padre, nos hartamos de inculcar a nuestros vástagos unas normas de comportamiento, en algunos casos, mínimas, para que cuando sean mayores sean los suficientemente educados y cordiales con sus semejantes.
 
Muchos de los padres y/o profesores invertimos (que no gastamos) miles de horas al año diciendo a los niños que las cosas se piden por favor, que cuando se entra en una casa hay que saludar (buenos días!), dar besitos y esas cosas y despedirse de la gente, ya sean familiares y/o amigos como desconocidos, con un adiós lo más cordial posible. Pero claro, como adultos, luego nos encontramos con que la educación brilla por su ausencia. Hace un par de semanas inscribí a mis hijos a natación en un polideportivo municipal (espacio público) y me llevé la cámara de fotos para inmortalizar ese momento para su particular álbum de fotos. Les hice sólo un par de fotos a cada uno de ellos y, cuando estaba guardando la cámara, un socorrista me advirtió que no podía hacer fotos. Yo le contesté que sólo le había hecho fotos a mis hijos e insistí en que viera que sólo estaban ellos. Él me creyó a pies juntillas (lo cual agradezco) y nos fuimos cada uno a su lado. El caso es que fui a informarme sobre un campeonato de tenis de mesa y preguntar por la prohibición de hacer fotos. Cuando llegué a la mesa de información una ¿señora? me espetó: ¡No se pueden hacer fotos! Contuve la respiración, la miré a la cara con una sonrisa y me dijo de nuevo: ¡No se pueden hacer fotos! Con una sonrisa y con educación la dije: "Lo primero, buenos días". En menos de 5 segundos la responsable de ¿atender? al público cambió la cara, quizá por venguenza propia.
 
 
Desde el punto de vista profesional, soy el responsable comercial de la aplicación Study2gether. La semana pasada visité a un colegio de la Sagrada Familia en el sur de Madrid y me recibió un docente experto en TIC. Le gustó mucho la aplicación pero me comentó que "lamentándolo mucho ahora no podemos bla bla bla". Bien, cordialidad plena: me recibe, me dice que no puede porque (sus razones) y punto pelota.
Al día sigueinte, haciendo un rastreo de colegios concertados en Google me tope con otro colegio perteneciente a la Sagrada Familia; éste, en la provincia de Guadalajara. Indagé en Internet y cuando di con el nombre del director, hice una búsqueda para escribirle un correo. El director -sacerdote, para más señas- me respondió muy concisamente sin un buenos días y sin un adiós. Sólo me conminó a que no le escribiera más a ese correo porque era personal. Correo personal que él mismo hace público en Internet; si yo quiero que no me bombardeen mi correo privado en Internet,¡no lo publiques, álma cántara!
Eso sí, lo más curioso, chocante e hipócrita de todo es que si visitas la web de su colegio, en el apartado de saludo del director la carta empieza con un "Queridos Amigos" y concluye con un  "Bienvenidos a nuestro colegio", mientras en el cuerpo del texto promulga que hay que educar en valores y en el respeto.

Imagino que es el respeto que este señor se dejó en casa aquel día; y, respecto a los valores, intuyo que se refiere a "sus" valores, y entre los que no se incluye la educación, entendida como tal.

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