lunes, 29 de abril de 2013

TE QUIERO, NO TE QUIERO, TE QUIERO,...

Como quien deshoja una margarita. Así se ha tratado -ya casi por inercia y, también, tradición- a los responsables de comunicación en la casi totalidad de las empresas. Vistas muchas veces como un gasto con dudoso ROI, el caso es que, como Santa Barbára, sólo se acuerdan de nosotros cuando truena...

En 2009, con la crisis ya metidita en bastantes más sectores que el de la construcción, las primeras partidas que se recortaban (creo que sin pensarlo mucho) era el de Marketing y Comunicación; sobre todo, el de Comunicación. Bajo escusas absurdas como "esto ya lo hará otro", "ahora tenemos otras prioridades", "no veo claro el gasto" (inversión, señores, se llama inversión), los departamentos de comunicación fueron mermando tanto en capacidad económica como en recursos humanos; y efectivamente, me consta que en muchos casos la comunicación en determinadas empresas ha quedado relegada a personas con pocas/nulas competencias en la materia. En otros casos (los mejores) lo han eliminado. Y me reafirmo en que la eliminación puede ser la mejor opción: así al menos no hacen el ridículo.

Pero como apuntaba en la entradilla, del responsable de comunicación -casi por norma- los equipos directivos de las empresas sólo se acuerdan de su existencia, como Santa Bárbara, cuando truena. Porque no deja de ser anecdótico que durante este mes se hayan puesto en contacto dos empresas para que les gestione el departamento de comunicación. Una de ellas me ha insistido mucho en que lo quiere para ya; la otra quiere que la "limpie" el nombre. ¿Común denominador? Ninguna de estas dos empresas (de sectores dispares) tiene en la actualidad un departamento de comunicación.

Lo dicho. Como el refranero español es tan sabio, sólo se acuerdan de nosotros cuando ya tienen el "problema" encima. En fin señores, que me puedan caer muchos más problemas. Buenos días.

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